De camino a Marrakech, paramos en Rabat, ya que nos cogía de paso y era la hora de la comida, asi que aparcamos, nos fuimos directos a la medina por la avenida principal -preciosas algunas edificaciones que aunan cultura arabe tradicional con la tradicion arquítectonica occidental-, pues pensamo
Nos dedicamos al dia siguiente a visitar la plaza, los zocos (a negociar! ni se os ocurra comprar sin negociar, si
no, no tiene gracia), los exteriores, los jardines (magnificos), y por la noche a cenar en los puestos de comida que ponian en la plaza, bulliciosa a mas no poder. Indispensable un zumito de naranja en los carritos (recien exprimido por 30 centimos el vaso!!).
Tambien visitamos Essaouira, un pueblecito costero a dos horas y media desde Marrakech.
Aparte de que el pueblo tambien es precioso, hay unos puestos de comida (pescado y marisco) justo al lado de la lonja, donde seleccionas lo que quieres comer (todo vivo o recien cogido) y luego negocias el precio. Nos jamamos una langosta, un plato de galeras y dos
platos de sardinas (la especialidad de Essaouira) que nos dejo "lo mas bien". Luego nos fuimos a pasear por las tiendas de artesania y por el zoco (negocieitor again!). Alli nos tomamos un te (uf, el té mmmm no lo dejeis de probar) en un saloncito de te muy way. Luego, de vuelta a Marrakech.
Y el día de la vuelta paramos en Assilah, otro pueblecito costero muy turistico y muy bonito tambien. Ferry en Tanger y de vuelta a España.
En fin,
un viaje magnífico, sorprendente e inesperado que hace que cualquiera vea la cultura arabe con otros ojos, disfrute de una tierra magnifica, de gente muy educada y acogedora, y lo mas importante, un pais completamente diferente a lo que representa la cultura occidental. No os lo penseis, preparad las maletas y disfrutad de la magia de Marruecos. Yo, desde luego, volveré.